Mi experiencia en el Hotel Santa Teresa dejó mucho que desear. Aunque su ubicación, vistas y desayuno son destacables, el servicio y mantenimiento no estuvieron a la altura de un hotel cinco estrellas.
Las habitaciones están muy mal insonorizadas, especialmente las que dan al claustro, donde el ruido del restaurante se filtra completamente, afectando el descanso.
Además, tuvimos un percance grave al llegar: en nuestra ducha estaban los amenities usados del huésped anterior, y la ducha sin limpiar. Lo peor fue la gestión del problema. A pesar de reclamar tres veces en un tramo de 8 horas, no solucionaron nada hasta las 22:30 de la noche, cuando finalmente el supervisor y el ama de llaves intervinieron, pidieron disculpas y limpiaron. No pudimos ducharnos hasta entonces. La actitud del personal de recepción fue muy poco profesional; incluso me miraron con desconfianza en mi última queja, lo que fue completamente inaceptable.
Esperábamos algún detalle del hotel para compensar el mal rato, pero al hacer el check-out, ni siquiera estaban informados del problema. Además, intentaron cobrarnos una botella de agua del minibar que no habíamos consumido, algo que tuvimos que aclarar.
Con lo icónico que se supone que es este hotel, hay opciones mucho mejores en Cartagena que ofrecen una experiencia de lujo de verdad. Una lástima, porque las expectativas eran altas y no se cumplieron.